Vista general del castillo de Olite en el que sobresale el garitón escalera de acceso a la terraza de la torre y vigía de por si mismo
La villa de Olite
consta esencialmente de dos núcleos que fueron ambos fortificados, el más
antiguo entre la carretera de circunvalación y la calle Genaro Ibáñez y Plaza de
Carlos III. Aquí está el castillo, Ayuntamiento, Parador e Iglesia de Santa
María que es el gran núcleo artístico de Olite. Al sur, creció la villa que hubo
de amurallar y de las que se conserva el arco de la Primicia, Portal de Tudela y
Falces, uniéndose con el primitivo recinto por el Portillo y portal de Feneria.
Se ha puesto de manifiesto los restos de un Olite del siglo III romano y cuyos retos se conservan en las murallas de las torres del actual parador de Turismo, a base de sillares almohadillados, reutilizados después en época musulmana; como lugar fortificado dependiendo de Tudela y de la familia Banu Qasi, que islamizados pactaban con los gobernadores de Zaragoza, manteniendo una independencia relativa, durante algunas centurias hasta su reconquista a finales del siglo XI. Así, pues, en 1093 el rey Pedro I de Aragón asigna al monasterio de Montearagón los diezmos de una serie de iglesias, entre la de Olite.
Después
será repoblado por judos y musulmanes, aumentando la población y villa hasta que
en el siglo XIII empiezan a reedificar un palacio en la vieja fortaleza.
Teobaldo II de
Champaña residió ya en este palacio, así como sus sucesores.
Con Carlos III el Noble recibe Olite su máximo esplendor transformando
radicalmente el palacio en suntuosa residencia.
Olite se va a convertir en el siglo XV en cabeza de merindad que abarcaba la
quinta parte de Navarra, contribuyendo con ello a su desarrollo.
Junto al
castillo, o mejor dicho formando parte del conjunto palaciego se encuentra la
iglesia de Santa María
Entre los
personajes famosos que habitaron el castillo figura el príncipe de Viana, que
vivió en él y se casó a los 18 años con la princesa flamenca Inés de Cleves.
Reunió una elegante corte e incluso un zoológico con animales exóticos. Fue la
época de mayor gloria para Olite junto con la época de Carlos III el Noble.
Incorporada Navarra
a la corona española en 1515, será Olite la residencia de los virreyes.
Nuevamente residencia casual de reyes en sus idas y venidas para ser ocupado e
incendiado durante la etapa de la guerra con Napoleón, siendo mandado destruir
por Espoz y Mina en 1813. Quedarán sus ruinas enhiestas hasta el siglo XX, en
que se acometerá su restauración inaugurándose en 1960 el palacio viejo,
convertido en Parador Nacional de Turismo.
El castillo-palacio
está formado por una serie de construcciones que se articulan a manera de
rompecabezas, y son un ejemplo único de arte gótico francés conjuntando con las
características regionales hispanas; mudejarismo y gótico aragonés.
Vamos a estudiarlo brevemente por partes. El primer núcleo lo constituye el actual parador de Turismo, que era el palacio viejo, con restos romanos inclusive. Forma un recinto rectangular en torno a un patío y tiene tres torres denominadas de la prisión, capilla y de la cigüeña.
Es gótico, en
piedra labrada de buenos sillares, se sabe que trabajó en la galería interior
del patío el mudéjar Ibrahim, venido expresamente de Zaragoza. A continuación
estaba la capilla de San Jorge, hoy en ruinas, la torre morisca y la iglesia de
Santa María, rodeada de un recinto que constituye el palacio de la reina. Las
obras se iniciaron en 1399 y terminaron en 1406.
Después viene una
serie de torres que constituyen la parte central de la obra y que son la torre
de las Tres coronas, con sus matacanes, almenados, capiteles y chimeneas,
perfectamente restaurados; torre del Aljibe, torre sobre el portal mayor,
tocador de la reina, torre de la atalaya, altísima, con su ventana de fino
gótico flamígero, y las galerías y cámaras del rey, de la reina, junto con otro
conjunto de torres que cierran dos espacios que son el huerto y el jardín de los
naranjos.
La Torre del
Homenaje está también situada en este conjunto y forma el núcleo de las
habitaciones reales. La parte baja es para la guarnición, el primer piso para el
rey y el tercero para los demás.
No faltaban lugares exóticos, como la leonera, pajarera, etc., que nos hablan de
los gustos medievales, junto con las bodegas, caballerizas y pozo del hielo o
nevera.
Un último cuerpo
está formado por la torre de los cuatro vientos con el jardín del cenador, torre
de la atalaya y vigía. En todo el castillo es de anotar los garitones, las
cornisas de matacanes, los miradores y todo el complejo sistema de muros y
ángulos. Lástima que se perdieron sus decoraciones interiores estucadas en yeso
conforme a las normas del arte mudéjar, junto con la azulejería y alfarjes de
madera puramente tallados por carpinteros moriscos.
Y no sólo Olite merece una vista por su castillo sino por sus muchos monumentos; iglesia de Santa María, iglesia de San Pedro, convento de San Francisco, Portal de Tafalla y Portal de Tudela, restos de las antiguas puertas de la ciudad, Torre-puerta de Chapitel sobre el primitivo recinto, y sobre todo el conjunto de sus calles medievales y el agrado de sus gentes.
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