Vista posterior
del castillo de Frías, tras la restauración. Cimentado en la roca es de planta
muy sencilla, destacando los dos cubos circulares y la torre del Homenaje
Castillo roquero emplazado en
la misma población de su nombre, muy cerca del río Ebro, y en su margen derecha.
Destaca esta fortaleza elevada en un peñasco sobre el caserío medieval de Fría,
adaptándose a la roca todo el castillo y, en especial, su torre del Homenaje, en
desafiante equilibrio.
En esencia, es un castillo románico de finales del siglo XII, con reformas del
siglo XV, como son los garitones de la torre del Homenaje. Consta de una planta
que se acerca al cuadrado en torno al patio de armas, que estaba rodeado por
tres pabellones, la portería, los salones a su izquierda y una crujía de
servicios a su derecha.
Este recinto tiene dos torres circulares en sus ángulos, más una cuadrada que también hace el oficio de poterna.
Para ingresar en el recinto había que salvar un puente levadizo, y una puerta abierta en un cubo de planta rectangular, pasar al patio de armas.
Aun así, quedaba la torre del Homenaje independiente del resto y con defensas propias.
Esta torre tiene planta pentagonal con dos compartimientos interiores.
La torre
del Homenaje denota obra del siglo XV con sus garitones en los ángulos. Obra de
sillarejo reforzado en las esquinas se asienta directamente sobre la propia roca
sobresaliendo de todo el conjunto
Nos llaman la atención los
ventanales románicos con capiteles labrados en los que se representan aves y
guerreros a caballo, proporcionándonos el conjunto un aire monástico.
La población de Frías aparece ya en el siglo IX como lugar de temprana
repoblación de cántabros y vascones, perteneció, por tanto, a la Corona,
otorgándole nuevas defensas el rey Alfonso VIII en el siglo XII para, tras
perder su valor estratégico frente a los musulmanes, adquirirlo de nuevo frente
a los bandos de la nobleza.
El castillo pasará a manos de
don Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, en 1446, tras numerosas protestas
de la población, que ya había conocido ciertos abusos económicos impuestos por
la nobleza en ocasiones anteriores.
El castillo ha sido
restaurado, consolidado y adecentado, reconstruyéndose la barrera con almenas y
troneras del buzón, aptas para armas de fuego, al igual que en la torre puerta
de ingreso.
Ofrece Frías un emotivo conjunto formado por el castillo roquero y las casas
apiñadas
en torno al cerro, pero también es de señalar otro gran monumento para visitar
la población: lo que constituye el puente fortificado con torre central que
protege el paso del Ebro.
Pocos ejemplares de puentes
con torre han podido resistir el paso del tiempo; en muchos casos, es la mano
del hombre la causante de su ruina, para ensanchar el paso y permitir el paso de
vehículos. La torre del puente de Frías está coronada de almenas y con matacanes
defensivos en lo alto sobre el arco, por ambos lados.
Interiormente, conserva una sala más la terraza.
En 1458 se creó el mayorazgo de Frías, y después los Velasco fueron nombrados
duques de esta ciudad.
En la lucha contra los Comuneros, el condestable
de Castilla, señor de Frías, quiso entrar en Burgos, pero tuvo antes que dejar
como garantía el castillo de Frías.
Todavía en el siglo XVII el castillo estaba en perfecto uso. En 1639 el rey
Felipe IV nombra a cuarenta de sus hombres para seguridad de su castillo.
Pasó el castillo a servir como archivo de la Casa de los Velasco, que tantas
posesiones tenían en la provincia de Burgos.
Finalmente, se conocen también los nombres de sus alcaides en el siglo XVIII.
Sufrió los rigores de la guerra de la Independencia, y abandonado comenzará a
ser restaurado en fecha muy reciente.
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