Vista general del castillo sanjuanista desde la crestería de los molinos de viento
El castillo de Consuegra se sitúa en un
cerro denominado “Crestería manchega”, formado por una serie de molinos de
viento que le concede un carácter quijotesco muy especial.
De origen romano, e incluso anterior, si atendemos a los restos de cerámica
celtibérica encontrada en las laderas del cerro, el castillo de Consuegra
pertenece a las primeras épocas de la Reconquista cristiana, formando conjunto
con otros fuertes castillos de las Órdenes Militares, como Uclés (Cuenca),
Zorita de los Canes (Guadalajara), Montalbán (Toledo) o Monte Aragón (Huesca).
Son castillos de plantas atípicas, generalmente adoptadas al terreno y formados
por varios recintos. Este de Consuegra tiene primeramente un gran recinto vacío
o albacar, en dirección al pueblo, llamado “el centinela”, quizás único resto de
influencia musulmana; después está el castillo con una barrera, con espolón, que
puede fecharse entre fines del siglo XII y mediados del siglo XIII, es decir,
inmediatamente después de la construcción del castillo que ahora vemos. En esta
barrera se abre la puerta de ingreso, dentro de un cubo y protegida a ambos
lados por otros cubos.
Para hacer más
difícil su entrada, se hace un poco desviada a la izquierda, lado más defendido
por la barrera.
Después, habrá que pasar entre la barrera y un alto muro o segunda barrera del
castillo, como si fuéramos por un largo pasillo de altas paredes, hasta llegar
al cuerpo central. Lo constituye un recinto rectangular con cuatro torreones a
la mitad de sus lienzos.
En el primero, se abre la puerta de ingreso, con un soberbio escudo con las armas del Prior de la Orden don Juan José de Austria y de la familia Álvarez de Toledo.
Vista
lateral del castillo con la gran torre circular recientemente restaurada y a la
que se puede acceder a sus diferentes pisos
De aquí pasamos a una serie de
dependencias, como un aljibe cubierto por bóveda de cañón, galerías, dos aljibes
más, patio interior, sala de los archivos sanjuanistas y capilla. La paciente
labor de la Escuela taller va sacando a la luz la planta de nuevas salas y las
va consolidando.
Cada fuerte torre es diferente en planta y alzada: semicircular,
ultrasemicircular, redonda. La del flanco sur, la circular, es albarrana, es
decir aislada totalmente del recinto o cuerpo central y unida mediante un
adarve. Ha sido consolidada y se puede subir a sus cuatro pisos visitando la
exposición de obras de la Escuela taller.
La historia del castillo de consuegra se remonta a la Consaburun romana, que
tuvo circo, termas, muralla y acueducto, cuyos restos se conservan todavía en
las Guadalerzas, a más de 25 kilómetros de distancia para traer el agua a la
población. A varios kilómetros de Consuegra un paredón de 600 metros de longitud
en el río Amarguillo es el resto de una presa romana. No es de extrañar que un
“oppidium” o castillete coronase el cerro protegiendo a la ciudad, base del
actual castillo.
En época musulmana se conoce su existencia.
Almanzor parece ser que lo restaura a finales del siglo X y pasa a la corona de
Castilla en 1097 mediante pacto, cedido por el rey Almotamid de Sevilla a
Alfonso VI, al casarse éste con la princesa sevillana Faida. En 1150, el rey
Alfonso VII lo cede a un noble suyo, Rodrigo Rodríguez, para la repoblación del
territorio, pero ante los embates almorávides, sucumbe, apoderándose éstos de la
fortaleza. Es reconquistado hacia1170 por los cristianos, y en 1183 cedido a la
Orden de San Juan de Jerusalén, junto con los pueblos y tierra limítrofes.
Vista
exterior del castillo, con sus lienzos sobre la toca sin cimientos algunos
A partir de 1212 se verá libre de
incursiones musulmanas, al quedar la frontera definitiva en Sierra Morena.
Actuará el castillo y las tierras concedidas a la Orden como una cuña entre los
territorios cedidos a la Orden de Calatrava, a la izquierda, y a la de Santiago
a su derecha.
Entre Consuegra y Alcázar de San Juan van a vivir los priores de la Orden.
Curiosamente había un impuesto denominado “castillaje o castillería”, que era un
cobro por pasar puentes, vados y caminos cuyo importe era destinado a la
reparación del castillo.
El de Consuegra también lo tuvo, al igual que ciertas donaciones de reyes y
nobles de cantidades de sal, procedente de las salinas de Belinchón (Cuenca) y
que se empleó para nuevas edificaciones.
Pasan los siglos, pero los monjes guerreros perduran en el castillo. Llegan los
franceses en 1809 tomando al asalto el castillo, que volverá a los españoles en
1813. Por la ley de desamortización en 1851 quedará expropiado, abandonándose
desde entonces hasta fecha reciente en que se ha procedido a su parcial
restauración.
Fueron 668 años que permanece sanjuanista entre sus muros.
Plano castillo de Consuegra
Hoy es símbolo de Consuegra y con los materiales encontrados es sus desescombros y excavaciones interiores, se ha podido crear un museo municipal instalado en la Plaza Mayor y que comprende, desde la más remota antigüedad hasta principios del siglo XIX.
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