El castillo roquero de Almansa de origen árabe, se eleva en un promontorio de rocas que le sirven de base.
Castillo roquero por excelencia que eleva su
mole sobre un peñasco en medio de los campos manchegos de Albacete.
Almansa era un punto
estratégico en las comunicaciones levantinas, pues está situada en la vía
Albacete-Valencia, teniendo además el cruce de caminos de Requena a Yecla y de
Almansa a Alicante.
El cerro estratégico fue ocupado por todas las culturas y civilizaciones históricas; los árabes le presentaron el nombre actual, que equivale a “Parador”. Fronterizo por estar junto al reino taifa de Valencia y Murcia, fue pasando de unas manos a otras hasta su reconquista en 1213, en que pasa al ámbito de la Corona de Castilla, no sin ciertas reticencias por parte de la Corona de Aragón. En 1248, el rey Jaime I de Aragón y el infante Alfonso de Castilla, yerno suyo, declararon como límite de Castilla a Almansa y divisoria de Murcia y Valencia.
Después, Almansa pasó a los Templarios, que reforzaron su castillo, aunque de
nuevo recayó en la Corona en 1310. Años después, y dentro de ese mismo siglo,
estando como propiedad del infante don Juan Manuel, inicia la reforma del
castillo, quedando aproximadamente como le vemos hoy.
Vista general
desde la población del castillo de Almansa de origen árabe
Almansa, como lugar fronterizo, prestó innumerables servicios a la Corona castellana, cuyos reyes le fueron dando privilegios y dones. Así, los Reyes Católicos le concedieron un privilegio que impondrá su enajenación de la Corona. En 1640, Felipe IV le concede los títulos de Muy noble y Muy Leal. En 1707, tras la victoria de Almansa en que ganaron las tropas del futuro rey Borbón Felipe V, se le concede el título de fidelísima por haber tomado partido por ese rey. Como siempre ocurre, tuvo un desastroso siglo XIX de ruina, hasta el punto de querer demoler los restos del castillo, pues peligraba la población con sus derrumbamientos. No llegó a efectuarse tal derribo, sino todo lo contrario, gracias a los informes de la Real Academia de la Historia, por lo que fue declarada parte del Tesoro Artístico Nacional en 1921, iniciándose su consolidación.
El castillo de Almansa tiene forma alargada, adaptándose de la mejor manera
posible al cerro donde está ubicado. Consta en esencia de un recinto
rectangular, dividido en dos alturas mediante otro muro: en la altura superior
una muralla almenada (y por donde se ingresa a la torre del Homenaje), que forma
un pequeño recinto sólo utilizable en adarves y torres, pues el suelo es la
propia roca puntiaguda que impide cualquier asentamiento; en la inferior con
torreones o cubos semicirculares en sus ángulos. En la mitad del recinto
superior y en el punto más alto se encuentra la gran torre cuadrada del
Homenaje, con su primitiva entrada en lo alto, para hacerla más inaccesible, su
almenado repuesto y sus dos puertas de conexión con el adarve que nos llevarían
al primer piso de la torre.
Toda la obra es de sillarejo, excepto los ángulos de la torre, que son de buenos
sillares labrados con precisión. Algunos escudos ornamentan la sequedad de sus
lienzos; incluso los tiene en los cubos semicirculares que miran a la ciudad.
En el primer recinto es de notar una parte más antigua posiblemente musulmana,
es decir, anterior al siglo XII, fabricada a base de tapial fortísimo de color
anaranjado, formado por sucesivas cajas de material entre los que se ven
agujeros para el encofrado de las maderas. Este muro sería parte de las defensas
anteriores a la época de los caballeros templarios.
Plano castillo de Almansa
En el siglo XVIII, y según las relaciones
geográfico-históricas de don Tomás López (1786-1789), se dice: “Los almohades
edificaron un castillo sobre este peñasco, que a pesar de las injurias del
tiempo permanece con su torre del Homenaje, capilla (que antes fue mezquita)
hornos, dilos, almahazanes (Almacenes) y fosos competentes, con plaza de armas,
torreones, sitios de cañones, coronada de almenas la muralla y pozo de agua viva
y minas, espaciosas para cualquier lanza, que la califican de fortísimo”. He
aquí una bella descripción ya bicentenaria de ese castillo.
Actualmente el castillo de Almansa nos sorprende por la situación encumbrada, de
tal forma que parece que el cerro le venga pequeño a la fortaleza. Restaurado y
consolidado lo más posible, ofrece su imagen romántica en la última llanura
manchega, como fin de la provincia de Albacete.
PINCHAR EN LA FLECHA PARA VOLVER ATRÁS