CASTILLO DE JADRAQUE (Guadalajara)

 

Entre los cubos de este histórico castillo la familia Mendoza organizó bodas, conquistas y hechos notables.
Su mole pétrea alargada, nos recuerda más a un castillo-alcazaba musulmán que al típico baluarte cristiano cuadrado.

 



Este castillo se yergue en un bonito cerro situado al sureste de la población y a escasos kilómetros. Jadraque domina el curso medio del río Henares y firmaba parte de un sistema encadenado de fortalezas que desde época medieval árabe jalonaban la vía de comunicación Toledo-Zaragoza, siguiendo la calzada romana.
La fortaleza tiene planta rectangular, lo que nos induce a pensar en orígenes musulmanes, es decir, un castillo-alcazaba, con dos recintos y sin torre del Homenaje o torre mayor. Consta de un recinto bajo o barrera que sigue paralelo al propio castillo y que le sirve de primera defensa. Quizás de esta época sea el aljibe, excavado en parte en la roca y que se conserva en el interior del castillo, hoy con una tapa metálica para evitar caídas en él.


La obra que podemos contemplar corresponde al siglo XV, sobre una base anterior, indudablemente, obra de la familia ilustre de losa Mendoza, alaveses de origen y afincados muchos siglos en Guadalajara. Mide 100 x 18 metros, todo en sillarejo, teniendo seis torres semicirculares y dos cuadradas, niveladas todas ellas a una misma altura y que sobresalen poco el adarve del castillo.

Estas torres tienen troneras para armas de fuego, lo que denota época tardía, aunque persisten las clásicas almenas medievales, restauradas o rehechas por los propios vecinos del pueblo.
Todo el interior está en ruinas, pudiéndose entrevere dos secciones de edificaciones que dejaban un patio entre sí.
El castillo entra en la historia al comprarlo en 1469 don Pedro González de Mendoza, obispo de Sigüenza, y que con el paso del tiempo sería cardenal Primado de España en época de los Reyes Católicos.
Vista del castillo por el lado oeste, con la separación interior de las dos partes del castillo: la militar y la residencial

 

Él será el que reformará totalmente la fortaleza, convirtiéndola en fuerte bastión y palacio a la vez con toques italianos. La parte que correspondía al palacio estaba en la zona más elevada, al norte, con dos pisos, más la terraza. Uno de los títulos que tuvo esta familia fue el de duques del Cid, por lo que a veces se le ha llamado “Castillo del Cid”, remontándonos al ilustre adalid castellano del siglo XI. Si es verdad que Jadraque figura en el Poema del Cid, y con toda la Alcarria y Campiña del Henares se le recuerda en la toponimia local, tanto al Cid como a Alvar Fáñez de Minaya.

El castillo de Jadraque pasó a los duques del Infantado y sirvió tiempo después como notable fortaleza en las guerras de Sucesión e Independencia, lo que prueba su bien estado de conservación en esas épocas.

 

Plano del castillo de Jadraque

 

Pasó en el siglo XIX a la ilustre familia de los Osuna, quienes en 1889, y dada la ruina del castillo, lo vendieron al pueblo en pública subasta por 300 pesetas.

La historia de Jadraque, como hemos visto en estos retazos, es diversa: castillo guerrero musulmán, cristiano, palacio y fuerte, lugar de reposo del cardenal Mendoza, posesión de los duques del Infantado y de Osuna.

Afortunadamente, se le respeta en el pueblo, habiendo sido sus habitantes los que levantaron los muros caídos, taparon grietas y le han devuelto su blanca silueta exterior, silueta que se divisa desde muchos kilómetros alrededor. Autores como Layna-Serrano, en su obra Castillos de Guadalajara, le han devuelto su pasado histórico perdido en la memoria del tiempo.

 

 

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