CASTILLO DE PONFERRADA (León)

Vista del ingreso del castillo de Ponferrada, con su foso y puente que lo salva, y conjunto de torres y puertas que lo defienden. Es uno de los mejores castillos del antiguo reino de León.

 


Situada estratégicamente a orillas del Sil, en el cruce del Camino de Santiago, (León-Villafranca) con la ruta de Villablino y Asturias, ha sido declarado conjunto Histórico Artístico y su castillo Monumento Nacional.
El nombre de Ponferrada alude a un puentee con herrajes “Pons ferrata” que según la tradición mandó construir el obispo de Astorga a fines del siglo XI para facilitar el paso a los peregrinos.
 

La ciudad fue repoblada en 1180 por orden de Fernando II, ya que toda la comarca presentaba un vacío humano grande ante las frecuentes aceifas de los califas de Córdoba, y sólo a la caída del califato en el 1032 y la toma de Toledo, en 1085, permitirá reorganizar la cuenca del Duero y en este caso, la del Sil. El castillo fue donado a la Orden del Temple, más bien el terreno con alguna ruina anterior, ya que fueron los caballeros del Temple los que edificaron el castillo.

Ocupa un gran rectángulo de 150 metros por 100 de ancho.
Protegido por el río Sil por el lado oeste, tiene una coracha o muro perpendicular al castillo que baja hacia el río, para guarecer a los que tuvieran que bajar a coger agua, y una barrera en parte desaparecida. Por los otros tres lados tiene un hermoso foso que le aislaba de la población y por el que hubo que cruzar, mediante un puente para ingresar en el castillo.
 

Vista de cubos y lienzos del poderoso castillo de los Templarios de Ponferrada. Obras góticas y posteriores irán aumentando las defensas hasta formar una verdadera ciudadela. Este castillo es uno de los de mayor extensión de León.

La fortaleza tiene una doble línea de muralla presentando una serie de torres de diversas formas; pentagonal en el ángulo suroeste, redondeadas las dos del ángulo noreste, semicircular la del lienzo este del castillo propiamente, cuadrada la del Homenaje, semicircular y con talud la del lienzo este, que da al foso, torre-puerta la del sur con entrada directa, lo que ofrece un verdadero muestrario de formas y estilos.
Una de las características más destacadas de este castillo, aparte de sus grandes dimensiones, es el complicado sistema de ingreso, con vueltas y revueltas, cuyas influencias son orientales, traídas por los caballeros desde Siria y Palestina, y unidas a las existentes en la Al-Andalus, es decir, la España musulmana. Bien, se ingresaba paralelo al foso, por lo que la torre del ángulo sureste defendía el paso desde el otro lado del foso.

Un estrecho camino corre entre el foso y un pretil que nos conduce tras una vuelta, al puente levadizo de madera sobre el foso. Una vez atravesado, la primera puerta abierta entre dos cubos finos y altos que nos lleva a un zaguán, teniendo que torcer a la derecha y mediante otra puerta entrar en el recinto.

Torre restaurada en parte, situada en el ángulo noreste y una de las más fuertes del recinto, ya que bajo ella comenzaba el foso y la barrera hacia el este y oeste, formando esta torre parte de la residencia de los caballeros templarios.

También se puede seguir recto, pero es un espacio sin salida hasta la mitad del lienzo este.

Al interior y en toda la zona este, quedan los restos de las edificaciones de los caballeros, con varias subidas al adarve; en la parte oeste, sería el gran patio de armas o albacar que ocupa la mitad del recinto. En el ángulo norte, podemos decir que se encuentra propiamente el castillo, formando un espacio rectangular con su torre del Homenaje, y barrera. En su interior, un pozo.

No todo es obra de los templarios, sino que el castillo ha tenido varias reformas, como se ve por el escudo de los Reyes Católicos que campea en un torreón, o el del Conde de Lemos.
Tanto la entrada como los muros, tienen almenas, algunas repuestas, las más antiguas cuadradas y grandes, las torrecillas de entrada se coronan con modillones que formaban las bases de los matacanes.
 

Por el lado oeste, la barranquera hacia el río hacía innecesaria más fortificación que la propia muralla y una barrera que tuvo

El castillo de Ponferrada es obra de mampostería.
Aparece en un cubo del sureste una cruz en forma de tau, cruz famosa de los templarios. Otros detalles como, saeteras y troneras alternan bajo las almenas.
Sabemos el nombra de ciertas torres, como la de Cabrera y del Rastrillo. También que había una sala rica, un mirador con azulejería, sala de armas, mazmorras, capilla, almacenes, panteón, cárcel, celdas, sala capitular, etc.


Fundada la Orden del Temple en Jerusalén en 1118 para proteger a los peregrinos, llegaron a ser orden monástica con votos de pobreza, castidad y obediencia, pero adquirieron bienes, por lo que la codicia de Felipe IV el Hermoso, de Francia, acusó a los templarios de crímenes, rituales y abominaciones, consiguiendo del Papa Clemente V la disolución de la Orden en 1312.

En castilla existían los Templarios desde 1218 y tras los procesos para su extinción, no se les pudo probar ninguna acusación, declarándoles inocentes, aunque por el decreto papal tuvieron que entregar las fortalezas al rey, ingresando muchos de ellos en otras órdenes militares, como las de San Juan, Santiago, Calatrava o Alcántara.
 

Abandonado el castillo por los templarios, pasó a la corona. Pedro I de Castilla lo cedió a su esposa doña Juana de Castro; después pasó a don Pedro Conde de Trastámara y Condestable de Castilla, que era uno de los cargos más importantes de entonces; los Fadrique de Castilla, heredaron la fortaleza, primero don Fadrique y después su hermosa doña Beatriz de Castro, casada con don Pedro Álvarez Osorio, ilustre familia castellana.
Llegaremos al reinado de los Reyes Católicos, en que incorporarán a la corona el señorío y castillo de Ponferrada, dándosela después como alcaldía a los marqueses de Villafranca que 70 años después, pidieran comprar el castillo a la corona en tiempo de Felipe II. Poco a poco fue perdiendo importancia, abandonándose y dejando caer muros.
Reparado y consolidado en parte, ofrece su imponente silueta sobre el Sil, siendo emblema de toda una comarca.

 

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