CASTILLO DE JAVIER (Navarra)

Vista del castillo de Javier desde el oeste.

 

El castillo de Javier se levanta sobre una roca junto a la población de este nombre e inmediato al río Aragón, al sur de la sierra de Leire y del Monasterio de dicho nombre, del que dista seis kilómetros en línea recta.
 

En un marco incomparable, cercano al gran embalse de Yesa (dista cinco kilómetros), y frontera a Aragón, pues en esta zona es el último pueblo navarro, Javier ha tenido la dicha de verse reconstruido y ser un lugar de peregrinaje mundial por haber nacido entre sus muros San Francisco Javier, en 1506, gran apóstol de la India y Oriente.
 

Emplazado junto a la torre de Adán, el Castellón, esta fortaleza de Javier formaba parte de un sistema defensivo integrado por los castillos de la Torreta, la Torraza y el Castellón, estos tres últimos pertenecen al reino de Aragón.
 

Desde una época medieval, Javier es una posición segura que domina el río Aragón y sirve de puesto fronterizo entre Navarra y Aragón. Se sabe que en 1223 pertenecía al rey de Aragón, y en 1236 al de Navarra, el rey Teoblado I, que hace donación de la villa y castillo a Aznar de Sada, para volver a las manos reales navarras. Unas veces es de los nobles, como en la época en que perteneció a Martín Aznares.

Al estar junto a la ruta Jacobea o Camino de Santiago, los señores del castillo, a lo largo de siglos, proporcionaron asilo a los peregrinos.

Así transcurrirán varios siglos, hasta que en 1506 nace el que después fuera San Francisco Javier, sexto y último hijo de don Juan de Jaso y Alondo y de doña María de Azpilicueta y Aznares.

Descendiente de aquel Aznares del siglo XIII.
 

El castillo de Javier tiene adosado una iglesia neo-románica edificada con la misma piedra con que se hizo el castillo y de ciertas proporciones para atender a los peregrinos.

Conquistada Navarra por don Fernando el Católico e incorporada a la Corona, el cardenal Cisneros, ante la rebeldía de muchos nobles navarros, mandó arrasar este castillo, destruyendo sus defensas y llenando el foso de escombros. En este estado de abandono permaneció hasta 1901, en que los duques de Villahermoso lo restauraron. Hoy es museo de de la casa natal de San Francisco Javier y está mimado por los religiosos del pueblo navarro.
 

El castillo consta de una torre del Homenaje con un recinto que la protege; dos recintos poligonales con dos torres en la esquina. Quizás sea esto lo más primitivo, fechable a finales del siglo XI y que, junto con la torre de San Miguel y la del Homenaje, son la base de la fortaleza; como en toda fortificación medieval tardía, Javier también tiene capilla y mazmorras.
 

La parte delantera del castillo tiene forma irregular y es donde ahora se enseña la sala, cocina y comedor. Por la parte trasera del castillo está la bodega, lagar, horno y granero.
 

Merece especial interés la torre denominada del Cristo, que contiene una capilla con un crucifijo gótico de nogal muy milagroso. Envolviendo a esta capilla se encuentran una serie de edificaciones que constituían el palacio nuevo, es decir, la parte residencial del castillo, y donde estaba la alcazaba de los señores y en la que nació San Francisco Javier.
 

Toda la construcción del castillo de Javier denota una obra de los siglos XII y XIII, con algunos añadidos de épocas posteriores. Nos llama la atención el foso y la escarpa del muro. Para ingresar, se tiende un puente levadizo todavía en uso, situado en un ángulo de la barrera. De aquí se pasa a un patio defendido por la torre del Cristo y se ingresa propiamente en el castillo por una puerta defendida por recio matacán. Más allá, y sobresaliendo, la torre del Homenaje que domina todo el conjunto.
 

Una característica especial de este castillo consiste en sus garitones amatacanados que defienden los ángulos vulnerables de las torres y lienzos.
Otra nota especial es que el castillo está directamente cimentado sobre la roca viva que le sirve de primer zócalo. También cabe citarse su edificación con sillarejo y sillares de pequeñas proporciones, pero muy bien escuadrados y unidos unos a otros.
 

En un ángulo del interior del castillo, pero en armonía con el entorno, se ha edificado una basílica neo-románica, lugar de peregrinaje. En pocos castillos como éste podemos admirar sus troneras y saeteras completas, así como todas las defensas se almenaje y matacanes.
 

 

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