CASTILLO DE COCA(Segovia)

 

 

Vista general del castillo de Coca

 

La provincia de Segovia tiene pocos castillos, pero todos importantes, diferentes y de primera línea. Coca es un castillo-palacio originalísimo puesto que toda su construcción obedece al arte gótico mudéjar con empleo masivo y único del ladrillo revistiendo grandes bloques de tapial durísimo.
Para entender bien la posición del castillo de Coca hay que pensar que de él parte la muralla que envuelve al pueblo, y segundo, que como la zona es llana, busca la altura y defensa mediante un gran foso en la tierra por la parte que mira a la población y realzado con un muro por la parte que da al campo.


Como hemos indicado antes, Coca pertenece al arte mudéjar del siglo XV, iniciándose sus obras en 1453, obras debidas al arzobispo Fonseca, que hizo permuta de su condado de Saldaña por las villas de Alaejos y Coca. A la muerte de este prelado, las obras continúan.


La planta del castillo es clásica: un rectángulo con torres o cubos circulares en tres esquinas, y en la cuarta, con planta cuadrada, la torre del Homenaje. Todo ello rodeado de una barrera separada del recinto por un profundo foso, que es el mejor foso de Castilla.

Vista del castillo por el lado oeste. Toda en ladrillo la fortaleza presenta un típico color rojizo
 

Analizando brevemente las partes del castillo, diremos que existe una primera defensa construida por un pretil que rodea al foso, siguiendo las líneas de éste. La puerta de entrada se abría con puente levadizo desde el pretil a la barrera, defendido por dos cubos de ladrillo con planta prismática y almenas historiadas, además de las saeteras, tranca vertical, rastrillo y puerta de doble batiente.
 

Desde este pretil vemos que el foso es algo impresionante: está formado por los muros en talud de la barrera, más los de la contraescarpa artificial en ladrillo. Se salva el foso por un puente fijo, actual ingreso, y por uno móvil situado en el lado oeste y del que sólo queda el estribo para apoyar la puerta abatida.
Después tenemos la barrera, con bellas torres en los ángulos, torres de planta hexagonal y que tiene seis garitones, también de ladrillo, con falsos matacanes, almenas historiadas y habiendo estado todo el conjunto pintado con letreros arábigos, lacerías o temas geométricos, cuyos restos aún se ven en ciertos lugares. En medio de los lienzos, nuevos garitones simples que rompen la monotonía del conjunto. Esta barrera, a mitad de altura, presenta talud, es decir, muros inclinados que le dan más aspecto de fortaleza.
 

Tiene el castillo de Coca completo su almenado, con juego de almenas dobles que se acercan a los merlones de las edificaciones de armas de fuego.
El cuerpo principal del castillo es también rectangular, aproximándose al cuadrado.

Se repite la fórmula de cubos cono garitones, para detenernos en la fuerte torre del Homenaje, de planta rectangular, con sus respectivos garitones hasta el suelo en las esquinas y dos de adorno en cada lado.
 

Esta torre está próxima al puente levadizo por lo que el atacante tenía que rodear dos caras de la torre para poder llegar a la puesta de ingreso del recinto. Es una muestra bellísima de la arquitectura mudéjar, que conjunta el arte militar con el arte palaciego.
 

Dispone de todas las defensas típicas, como rastrillo, buheras, etc. Traspasando la puerta llegamos al patio de armas, totalmente nuevo y con una reproducción de un patio castellano de época, obra que sustituye al patio que tuvo a base de columnas en los dos pisos, zócalos de azulejos y yeserías, todo perdido en 1828, ya que columnas, galerías y todo lo de valor fue vendido por un administrador de la Casa de Alba.
 

Esta torre del Homenaje conserva íntegros por dentro todos los pisos primitivos que tuvo, así como las escaleras de acceso, estrechas, de caracol y con altos peldaños. En la sala primera, dedicada hay una capilla, una bóveda de ladrillo ampara los objetos artísticos allí acumulados.
En otros pisos podemos observar cómo sus muros estuvieron enlucidos pintándose encima dibujos geométricos de frutos, flores, lacerías, etc.
Finalmente, se llega a la azotea de la torre, con sus buenas almenas de ladrillo finalmente trabajadas que forman temas diferentes de unas a otras. Es la torre del Homenaje, junto con el recinto exterior, lo mejor conservado del siglo XV en este castillo.
La altura de la torre del Homenaje es impresionante. Desde allí se divisan todos los adarves almenados, patios, foso, barrera, más el panorama circundante de pinares y villa de Coca. El castillo es Monumento Nacional desde 1931.
Históricamente Coca es una villa de origen vacceo, situada entre los ríos Voltoya y Eresma, en el istmo final que forman estos dos ríos en su unión.
En época romana, fue Coca de cierta importancia, naciendo aquí el emperador Teodosio.
 

Pasará por largos siglos de visigodos y árabes sin renombre alguno, para repoblarse en el siglo XII y adquirir personalidad formando Comunidad de la Villa y Tierra. El empuje definitivo para su auge lo constituirá el siglo XV en que se edifica el castillo, se aumentan sus murallas y se construye la iglesia parroquial de Santa María y varios palacios.
Con los Fonseca, obispo, hermano y sobrino, acabarán las grandes obras en Coca para decaer, a mediados del siglo XVI, en un gran letargo, olvidando los faustos y galas que tuvieron por marco el castillo, así como las épocas bélicas en que fue refugio de Beatriz de Boadilla, dama de Isabel la Católica, o lugar de acogida del cardenal francés Jean Jouffroi.
Abandonado en el siglo XIX, desmanteladas sus habitaciones, vendido todo lo de valor, se ha de llegar a 1956 para ser restaurado y convertido en Escuela Hogar de Capataces forestales, previa cesión de la Casa Ducal de Alba y en cuyo cometido hoy continúa.

 

 

 

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