CASTILLO
ARENAS DE SAN PEDRO (Ávila)

 

Vista de la impresionante torre del Homenaje, en la que se aprecia la salida al adarve, las ventanas dobles de diferentes épocas y protegidas por un matacán. El castillo en parte está cimentado sobre la propia roca granítica.

 


Arenas se llamó primeramente Las Ferrerías por las explotaciones de hierro de sus proximidades. Hacia 1255 se cita una torre en Las Ferrerías, cuyo tenente era Fortín Fortúnez, origen del castillo actual. Posteriormente toma el nombre de las Ferrerías de Arenas, y más tarde, en 1669, cambia por Arenas de San Pedro, en honor a San Pedro de Alcántara, enterrado en su alfoz.
El castillo de Arenas se eleva junto al río, en la parte más baja de la población, presentando su torre del Homenaje hacia el pueblo y defendido el lado opuesto por el río. Asentado directamente sobre rocas graníticas y sin cimentación alguna, fue levantado hacia el año 1400, por el condestable don Ruiz López Dávalos, que también era señor de Candeleda, con su desaparecido castillo, y La Adrada, cuyo castillo aún perdura.

Procesado por orden del rey Enrique III, es desterrado y todos sus bienes van a pasar de nuevo a la corona, que lo cede a don Rodrigo Alonso de Pimentel, conde de Benavente; poco tiempo después lo incluye junto con otras heredades en la dote de su hija doña Juana de Pimentel, que se saca con don Álvaro de Luna, a la sazón condestable de Castilla y suya situación se repite; acusado de traición, de guardar los tesoros del rey, es preso, sentenciado y ajusticiado, retirándose la viuda “la triste condesa” como así quiso llamarse, a su castillo de Arenas.
 

Esta señora casa a su hija María con don Íñigo López de Mendoza, cuya familia mantendrá el castillo más de cuatro siglos, hasta la guerra de la Independencia, en que destruido su interior pasa a cementerio hasta 1835, en que vuelve al duque de Pastrana y lo cede al municipio.

Declarado monumento histórico artístico en 1931, en la actualidad está habilitado para actividades culturales y depende del Ayuntamiento.
La planta del castillo se acerca al cuadrado. La distribución es muy sencilla; cubos circulares en las esquinas y cuadrados a mitad del lienzo.

Cubo del castillo. Obsérvese la buena sillería de los ángulos y el sistema de mampostería con cal entre piedra y piedra, decorado con escorias que sirven para mantener el muro íntegro sin fisuras. A este sistema se le llama muro esgrafiado.

 

En uno de ellos, el lienzo oeste, se levanta la torre del Homenaje, de cuatro pisos, con planta rectangular que mide 18x10 metros de lado.
Presenta una serie de ventanas dobles en los dos últimos pisos y a cada cara, enmarcadas por alfiz y con cierto sabor mudéjar, defendidos desde arriba por un balconcillo con fuertes matacanes.

La entrada a estos dos últimos pisos que se supone que eran los residenciales, se efectúa a través de una puerta en el adarve, quedando el piso inferior comunicado desde el patio de armas por una escalera de mano y el primero utilizado quizás como calabozo.
El material de la torre del Homenaje, así como el resto del castillo es mampostería de buena calidad, con las esquinas muy bien labradas y con toda la cornisa de almenas intacta; la puerta se abre como siempre, junto a la torre del Homenaje, y posiblemente tuvo un pequeño foso. Hacia el siglo XVI se abrieron grandes ventanales por los lados norte y oeste que rompen la armonía del conjunto.

Vista del lado sur del castillo con su juego de cubos circulares en las esquinas y cuadrados en el centro

 

Las crujías que tuvo el patio de armas están bajo el nuevo solado, pero en realidad fueron destruidas para habitarlo como cementerio.


El patio de armas tuvo dos pisos en torno suyo, que hacían un buen número de habitaciones residenciales. La planta de este castillo sirvió de modelo al de Valdecorneja, en el Barco de Ávila.
 

Como en todo castillo, el de Arenas tenía un portillo o postigo situado al oeste. Para poder ver completamente el castillo por fuera le falta derribar una serie de casas que tiene adosadas.

El escudo municipal de Arenas, es el castillo en llamas, en recuerdo del incendio ocasionado por los franceses en 1809, en la fortaleza y en el pueblo.
 

Plano castillo de Arenas de San Pedro

 

 

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